viernes, 13 de enero de 2017

 




FUNDADORA:


Sus Padres:

Fueron sus padres Don Manuel Candamo y Doña Teresa Álvarez Calderón que contrajeron matrimonio el 24 de octubre de 1873.
Tuvieron siete hijos: Carmen (1874),  Teresa (1875), María (1877), José Manuel Rafael (1879) murió a los 4 años de edad, José Rafael Victor (1882), José Manuel Rafael Saturnino (1884) y Virginia (1889)
“Puede decirse sin temor de exagerar, que ambos estaban muy bien dotados física y moralmente. Aunque de carácter distinto, tenían una cualidad común. La rectitud. Ambos  actuaron bajo sus normas, él en la vida política y ella en la vida de hogar.


Mi padre fue político por vocación. Cuando al finalizar la campaña electoral de 1903 el triunfo de la candidatura de mi Padre era completo, surgió el tropiezo en la Cámara de Diputados donde había mayoría del partido contrario. Esta se preparaba a no proclamarlo Presidente como lo exige la Constitución. Alguien sugirió la idea de que mi padre pidiera al Ministro de Gobierno, (que era íntimo amigo suyo), que disolviera la Cámara con fuerza armada. Como él se resistía a cometer ese atentado, uno le decía: “Va a ser Ud. El eterno candidato”;
otro: “Va a quedar en ridículo”. El respondió: “Aunque quede en ridículo, yo no hago lo que censuro”. Al recibir la banda presidencial el 8 de setiembre de 1903, pudo decir en su discurso que tenía la satisfacción de llegar al poder sin que por su causa se hubiera hollado una ley, ni se hubiera derramado una gota de sangre. Fue generoso para dar y magnánimo para perdonar. No temió  exponerse al odio y a la venganza por defender la justicia. La amó apasionadamente y tengo la satisfacción de decir que oí de sus labios esta frase: “Amo la justicia aunque sea en mi contra”.


INFANCIA Y JUVENTUD

La niñez de Teresa de la Cruz transcurrió en un hogar profundamente cristiano, donde se inculcaba el amor a Dios y al prójimo, donde el bien y la verdad eran lo fundamental.

Vivió en la ciudad de Lima en la calle de la Coca, fue la segunda hija del matrimonio Candamo Álvarez Calderón. Recibió el sacramento del Bautismo a los ochos días de nacida y fue confirmadasiendo aún muy pequeña.

Teresa mostró una vivacidad especial y un corazón muy sensible y compasivo; parecía que había venido al mundo con mucha curiosidad de ver lo que en él pasaba. Su capacidad era superior a su edad, así lo demuestra al querer tomar parte, siendo todavía muy niña, en los asuntos serios, que se presentaban en ese tiempo debido al conflicto que atravesaba el Perú con el vecino país de Chile y en el cual su padre jugó un papel muy importante.

Poseía, además de una inteligencia brillante, habilidades artísticas como el teatro, el bordado, el dibujo y la pintura, cultivó el canto y la música tocando el piano y la guitarra. También fue artista de la pluma, pues escribió varias poesías, todas dedicadas al Señor y a la Santísima Virgen, demostró gran afición por la lectura y por el estudio. Recibió su primera educación con maestros particulares, ingresando posteriormente al Colegio de las religiosas del “Sagrado Corazón” observando muy buena conducta y sobresaliendo en los estudios. Se formó en esa piedad sólida y seria, sintetizada en la máxima favorita de Santa Magdalena Sofía Barat: “El deber ante todo, el deber siempre”. Allí echó Dios en su alma los cimientos sólidos para el hermoso edificio de su vocación que había de ser tan sacudido por las pruebas. Tuvo especial devoción a la Santísima Vírgen y se consagró como Hija de María. Dejó el colegio al final del año 1892, llegando a obtener “la Cruz de la Sabiduría”, premio que ofrecían las Hermanas religiosas a las alumnas sobresalientes.

MÚSICA Y CANTO

La Sierva de Dios Teresa de la Cruz, gozó del don natural de la música y el canto como regalo del Espíritu Santo, especial generador de todas las armonías; para ella el Reino de los cielos estaba donde resuenan las alabanzas aquí en la tierra lugar donde empieza el cielo para las almas santas y en particular para nosotras en el coro. El canto llega al cielo, es el apostolado del Espíritu Santo… penetra las almas y esparce el perfume.

SU ITINERARIO VOCACIONAL

Al hablar del Itinerario Vocacional de Teresa de la Cruz  recurrimos a la fuente misma, donde el Señor sembró la semilla del amor: Su alma.

Autobiografía de la Venerable Sierva de Dios:

* París 1905: La Vocación:
“Un año después de la muerte de mi padre llegamos a París. Todas las mañanas íbamos a Misa delante del tabernáculo, y no sé si después de comulgar, tuve por primera vez el conocimiento absolutamente claro de que el Señor me pedía mi amor para él. No sé cómo fue esa comunicación, sólo sé que no me quedó duda ninguna de la cosa misma y de la obligación que imponía a mi conciencia, pero no me ocurrió todavía ninguna idea de vocación religiosa”.

* Montreux:
“Meses más tarde pasábamos el invierno en Suiza. Cayó a mis manos el libro del Padre Tissot: “La Vida Interior”. Lo leí con avidez encontrando en él la espiritualidad que convenía a mi espíritu y su lectura orientó más mi espíritu hacia el único fin para el cual hemos sido creados, también de una manera definitiva”.

* Florencia 1906:
Pasamos a Italia y fui a la iglesia para poder reconciliarme. Salió un sacerdote y me confesé sin hacerle ninguna pregunta ni menos confidencia alguna. Después me dijo el Padre: “No se inquiete Ud. por saber lo que Dios quiere de Ud. cuando llegue el momento ya se lo dará a conocer”.No le dije al Padre que respondía a una inquietud de mi alma y sólo le agradecí su consejo yéndome muy contenta porque me pareció que San José me había hecho esa gracia”.

* Roma – De Abril a Junio de 1906: Halló el camino:
“La visita al Sto. Padre Pío X y de todos los monumentos llenos de recuerdos santos y de reliquias venerables aclaró, como era de esperarse, la idea de la vocación en mi alma. Se despertó en ella un gran deseo de servir a la Santa Iglesia en algo que estuviera a mi alcance. Compartiendo estos anhelos con mi hermana María, aunque reservándolos para el resto de la familia; convenimos en esperar que la Santísima Virgen nos diera la luz en Lourdes y entre tanto viviríamos lo más perfectamente que pudiéramos en el estado actual en que nos encontrábamos, para esperar así la luz que necesitábamos para decidir de nuestra vida”.

* Alassio – Junio y Julio de 1906:
“En el verano pasamos a Génova. Era Alassio un pueblecito muy pequeño, pero tenía una iglesia y un convento de P.P. Capuchinos donde íbamos todas las tardes al rezo del Rosario, y una Catedral en cuyo altar principal lucía sólo un gran Crucifijo. Un día que entré allí al mirarlo comprendí que me decía:
“Sí buscas ideal, aquí me tienes; si quieres amor, aquí tienes; si quieres modelo aquí tienes“.
“No quiero decir que yo oyera palabras, sino solamente los conceptos o sentido de esas palabras se me clavaron en la inteligencia causándome mucho temor, porque en ellas comprendí toda la amplitud de su sentido y todo un programa de una austeridad, para la cual estaba muy poco preparada; y tanto más austera cuanto que comprendí que allí estaba simbolizada mi verdadera vocación”.

* Lourdes Setiembre y Octubre:
“Siguiendo nuestro programa, hicimos el viaje a Lourdes disfrutando del ambiente sobrenatural que allí se respira y pidiendo a la Santísima Virgen la solución de nuestros problemas espirituales”.

* San Remo:
Tras la búsqueda por conocer lo que Dios pedía a su alma, Teresa entabla comunicación con un anciano sacerdote “lAbbé Daurelle”, quien se convertiría en su Director espiritual.

* De vuelta al Perú:
“Nos embarcamos al Perú llevando nuestro secreto en el alma y esperando confiadamente que pronto se realizarían nuestras esperanzas porque el Padre nos aseguró, que estuviéramos tranquilas todo se haría por la voz de la Iglesia”.

Tras su regresó al Perú se dedicó a apoyar en el Catecismo de la Parroquia del Sagrario, poniendo su vida y vocación en las manos divinas, confiando que pronto le haría saber el Señor el estado de vida que debía de llevar.



Tras una larga espera, obediente a la voz de la Iglesia pudo fundar la Congregación un 14 de septiembre de 1919 dando a sus hijas admirables ejemplos en todas las virtudes y en el apostolado de Catequesis y Liturgia al que se dedicaría la Obra.

Teresa de la Cruz nos presenta la Teología de la Fe y el Abandono total a la Voluntad de Divina, en medio de un mundo materializado, donde se impone la filosofía del alejamiento y del olvido de Dios. Después de llevar una vida profundamente marcada por el misterio de la Cruz, el 24 de agosto de 1953 entrega su vida a Dios. Su causa de Beatificación es introducida en Roma desde el año 1980. El 03 de abril de 2009 Benedicto XVI reconoce la heroicidad de las virtudes en la vida de la Venerable Madre Teresa de la Cruz.

Al hablar del Itinerario Vocacional de Teresa de la Cruz  recurrimos a la fuente misma, donde el Señor sembró la semilla del amor: Su alma. Autobiografía de la Venerable Sierva de Dios.



PROYECTO VOCACIONAL Y APOSTÓLICO

El proyecto vocacional que Teresa de la Cruz ha intuido en Europa, lo concretiza progresivamente a
su retorno al Perú.
Teresa intensifica su vida contemplativa y, al mismo tiempo comienza a dedicarse con gran celo a obras de Apostolado, sobre todo en la Catequesis, labor que empieza a desarrollar, juntamente con su hermana María, en la Parroquia del Sagrario, de Lima.

Entre tanto se iban uniendo a Teresa y a María algunas jóvenes que compartían con entusiasmo los mismos ideales y trabajos apostólicos y a quienes Teresa iba exponiendo las inspiraciones divinas que recibía y que ella escribe en «La Obra de la Cruz», primeras Constituciones y actual Regla de la Congregación.   En la sociedad limeña se había comenzado una campaña directa y sin tregua contra todo el grupo.

En este período de persecución, Teresa de la Cruz tuvo la iluminación divina sobre el espíritu de la futura Obra y el camino para alcanzar la santificación:   La sencillez, como expresión de una fuerte espiritualidad de la Cruz y que abarca todo un programa de vida intensamente contemplativo y fuertemente apostólico, tomando como modelo la Casa de Betania, “donde nuestro Señor era amado y servido por las dos hermanas Marta y María”; sintetizado en la Liturgia y la Catequesis, bajo el lema: «Omnia in Christo».

Así transcurren los años buscando realizar su camino de fe en la escuela del abandono a la voluntad divina, hasta que, después de largas y penosas gestiones ante las autoridades eclesiásticas, Teresa recibe, el 24 de febrero de 1919, el anhelado permiso oficial, concedido el 17 de diciembre de 1918 por S.S. Benedicto XV, para la fundación de la Congregación. Acontecimiento que se realiza en la Solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre de 1,919, en el Rímac en la Quinta Villacampa.“Acudieron a la cita, que fue a las siete de la mañana, las doce compañeras que habían permanecido fieles, de ellas nueve eran religiosas de coro y tres hermanitas conversas y no sólo acudieron puntuales aquella mañana sino que han permanecieron fieles hasta ahora, es decir durante 33 años”.

Cofundadoras:

María Candamo, Rosa Mercedes Andreu, Mercedes Cobián, María Jesús Balta, Rosa María Gómez
Sánchez, Felipa Salvidea, Magdalena Echecopar, Lucía Espinoza, María Izquierdo, Lucrecia Pizarro y Lucía Hare

TERESA DE LA CRUZ CANDAMO, encuentra en su hermana MARÍA DEL SAGRADO CORAZÓN CANDAMO, a la intérprete fiel del ideal al que había sido llamada. María comparte plenamente y participa con ella en todo comprendiéndola y siendo su leal secretaria.


EXTENCION DE LA OBRA

La semilla que sembrara el Señor en el alma de la Venerable Sierva de Dios Teresa de la Cruz, se ha convertido, por gracia divina, con el correr del tiempo en árbol fecundo dentro de la Iglesia.
La vida comunitaria y acción apostólica de la Congregación Canonesas de la Cruz, iniciada en Villacampa, desde donde Teresa y sus religiosas salen a catequizar a los más pobres y necesitados, las convierte dentro de la Iglesia en Martas y Marías, uniendo la dimensión contemplativa con una actividad apostólica seria y generosamente organizada.


Esta obra continúa después, en el Convento del Prado, al lado de las “Cinco Esquinas”; más tarde en la Casa de Ejercicios de San Pedro, de larga tradición virreinal, hasta que se construyó definitivamente la Casa-Madre Santa Teresita la cual sería testigo del camino de Santidad recorrido por la Sierva de Dios. En este itinerario se afirmaron las raíces de la Congregación sostenida en la oración, aumentó el número de religiosas, se fueron fundando nuevas casas y multiplicándose las obras de Catequesis y Liturgia, prioritariamente en las parroquias.
Otros campos de apostolado son: “Inmersas en la realidad contemporánea de nuestros pueblos, continuamos en la brecha abierta por nuestra Madre Fundadora, abarcando un vasto campo de acción en:
·         


      Centros Educativos y Escuelas Maternas.
·         Casas de Ejercicios Espirituales.
·         Casas Hogar de niños y ancianos.
·         Obra de protección a la Joven.
·         Climática vacacional para niños pobres.
·         Talleres de Promoción social de la mujer.
·         Visita a los hogares.
·         Visitas de Evangelización.
·         Pastoral Carcelaria y de la Salud.
·         Además de obras de servicio a la jerarquía eclesiástica.


La Congregación se extiende actualmente en casi todo el Perú, así como en Argentina, Chile, Venezuela, Italia y Albania. Desde cada uno de estos puntos se trabaja mirando el porvenir con confianza en la posibilidad de una nueva humanidad, mediante una Catequesis Renovada y una Liturgia viva. “Predicamos a Cristo Crucificado, enseñando a asumir con fe las pruebas, sufrimientos, dolores para asociarlos a su redentora, completar así en nosotros lo que falta a la Pasión de Cristo”. Las Canonesas de la Cruz están llamadas a vivir, a ejemplo de su Madre Fundadora, el espíritu de oblación por la Iglesia y sus pastores, de manera especial por el Santo Padre, tomando parte en sus preocupaciones pastorales y ofreciendo por él, oraciones y sacrificios.
Las religiosas comparten este ideal y esta misión con la “Asociación de la Cruz”, institución fundada igualmente por la Madre Teresa de la Cruz.


CONFIGURACIÓN CON CRISTO

Jesús dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo



…Tome su cruz de cada día y sígueme”. Así la única y real felicidad radica en ese sacrificio voluntario, desinteresado, amoroso. Así lo entendió la Madre teresa de la Cruz, especialmente cuando Cristo mismo la llamó desde la Cruz, la invito a participar de su obra pero sobre todo a amarlo pero a él crucificado. Al fundar la obra que Dios le pedía Madre Teresa tuvo que afrontar grandes dificultades que superó gracias a la fuerza que encontraba en la Cruz, en sus escritos podemos encontrar un sentido profundo de la vivencia de la Cruz, ella nos dice “miren el libro del crucificado donde encontramos…
En un mundo tan golpeado por el dolor la pobreza y la desesperación es necesario mirar la cruz como signo de salvación, mirar la cruz y encontrar el lugar de nuestro consuelo pero sobre todo de nuestra fuerza, la Madre Teresa será nuestra Maestra para poder contemplar como ella lo hizo a ese Cristo capaz de dar sentido al dolor más profundo del hombre.












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